Un hombre corre por el camino dejando caer de su cara innumerables máscaras. Una mujer lo persigue recogiéndolas y pegándolas, una sobre otra, en su propio rostro.
Qué cuento… por Dios!
A mí me hizo acordar al cuento de Barba Azul, de “Mujeres que corren con lobos” de Clarissa Pínkolas Estés. Ella habla del depredador interno que todos poseemos dentro y lo ponemos fuera.
Sería la mujer que por dar rienda suelta a su depredador interno que coloca una tras otra las máscaras de su amado para no verlo tal cual es?
Releyendo el cuento, acabo de darme cuenta que lo leí mal o interpreté diferente!
Recién me doy cuenta que las máscaras se las pega ella en su rostro…
Ay, por un lado me surge la parte luminosa de querer “rescatar” las partes de su amor que va quitándose como el "corazón de cebolla", no?, dado que a lo mejor el hombre se siente más libre para mostrarse tal cual es desde lo más íntimo e interno y ella por amor lo recibe así, tal cual es.
La otra mirada -no tan luminosa- me hace pensar que ella no tiene identidad propia y necesita, quizá por cierta simbiosis, “pegotearse” lo que su amado le deja como migajas…
La verdad que es muy cierto: un cuento tan cortito y (pareciera) simple cuánto hace pensar. Así como es inevitable que lo remitamos a uno mismo.
el va corriendo porque huye de ella y va perdiendo las máscaras pues su huida tiene que ver con que precisamente por el hecho de huir se da cuenta de que no le valen para enfrentarse consigo mismo en el desafio del amor..Parece un hombre pero no lo es, al final es un niño asustado que finge ser hombre. La mujer no ha visto su rostro final capaz de llorar de impotencia por ello le persigue utilizando lo que sienter que él le enseñó. Hilde
ResponderEliminarMuy interesante tu comentario Hilde, gracias!
ResponderEliminarSegún la gente de Plano Creativo y, ante mi comentario en vuestro blog dicen: "cada interpretación habla de nosotros". Creo que es muy cierto. Pues, ante el mismo cuento a cada uno de nosotros se nos despiertan diferentes sensaciones, recuerdos. Por eso la riqueza de los cuentos.
Un placer tu comentario en mi blog.
Sos bienvenid@!
Yo veo que él corre arrancándose esas partes de sí mismo que no le gustan, lo intenta mostrar al mundo y a sí mismo por la vida, tapando su parte desconocida...ahora esta cansado, se siente falso, quiere abandonar esas "caretas", quedarse con su parte inedita, lo que cree que es su verdadero yo...Entonces corre, arranca de su pasado y arranca de su mujer, del amor real...porque cree que no le aceptara cuando lo vea sin sus caretas, cuando vea lo que nunca ha visto, pero no se da cuenta que es él el unico arrancando de si mismo...no se acepta en su totalidad...en su oscuridad y su bondad... Pero ella se da cuenta, siente una ternura inmensa y recoge los restos de su amado que él mismo desecha, y los recupera en su propio rostro...siguiendole hasta el final...le muestra que él es un todo...y ahora ella le conoce completamente y le sigue amando...cada vez más...el demora en darse cuenta, pero luego voltea y la ve.. se da cuenta de la pureza del amor entre 2 seres humanos.
ResponderEliminarRealmente lo maravilloso de esta historia de solo dos líneas es el abanico de interpretaciones que despierta en quién lo lee, según la experiencia de cada una. Amor, desamor abandono, huida, encuentro, amiga, madre, mujer, amante.
ResponderEliminarCreo que amar es aceptar la totalidad de las mil caras de la otra persona, las verdaderas y las que la vida a veces te hace adoptar. Las que nos gustan y las que no. La maravilla del amor es aceptarlas y amarlas.
Madre ,mujer y amante se ven reflejadas y leen su propia vida.
Leyendo los cuentos de Alejandro he aterrizado en tu blog y me gusta. Si me lo permites lo seguiré. Un abrazo. Carmela