Un niño. al regresar a casa. se precipita llorando hacia su madre. Tiene un pequeño rasguño en la mejilla. Entre sollozo y sollozo, lograr articular algunas quejas:
-¡Mamá, ese niño malo se me echó encima y me golpeó!
La madre, conmovida por el dolor de su hijo:
-Mi pobre niño…¿lo conoces?
-¡No, no lo conozco!
-Entonces, ¿cómo vamos a hacer para identificarlo?
-No lo sé, pero si te puede servir para algo, tengo su oreja en mi bolsillo.
CONCIENCIA
Hay muchas personas que se quejan de ser víctimas, teniendo en su bolsillo una oreja del “verdugo”. A veces no son orejas sino testículos, ovarios o trozos de corazón. Por supuesto que hay verdaderas víctimas, pero en el terreno psicológico y en nuestra vida personal, abundan quienes nos dicen “¡Me has hecho esto y aquello!”.Te sientes culpable, mas cuando te tocas la cara te das cuenta que te han arrancado una oreja. Has la lista de tus relaciones y trata de ver con quién estás perdiendo pedazos, quién sin cesar de quejarse te está devorando la energía vital. (...)
Alejandro Jodorowsky
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