Un chofer, enojado por tener que frenar bruscamente para evitar chocar con el automóvil que le precedía, grita:
- ¡Seguro que es una mujer la que conduce!
Para su gran sorpresa, es un hombre. Entonces vuelve a gritar:
- ¡Seguro que es su madre la que le enseñó a conducir!
CONCIENCIA
Hay momentos en que alguien conduce mal un coche porque no sabe bien conducir y no porque sea una mujer. Nuestro chofer debe aceptar que un hombre, en este caso él mismo, puede conducir mal, sin darse excusas por lo que le pasa.. Su ego narcisista arregla la realidad para que ella concuerde con sus opiniones. A lo largo de todo el día adultera la visión de lo que sucede para no cambiar un milímetro sus prejuicios. “Nunca cometo un error, los errores los cometen los otros”. Los deseos que reprime, al proyectarlos en sus vecinos, lo convierte en un feroz censor. El ladrón cree vivir rodeado de ladrones. El santo ve la santidad en el corazón de cada ser humano.
Alejandro
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