“Sana envidia” le llamas al anhelo
Que remuerde al quedarse con las ganas,
Mas ten presente, obsesivo compañero:
Si la palabra es “envidia”, ya no es sana.
Esta triste condición que oculta el alma,
Como el león, acechando en cada paso,
Poco a poco te hará perder la calma
Si no estás siempre atento a su zarpazo.
Como perros que al silbido correrán,
La envidia se comporta en su terreno,
Aflorando con la fuerza de un volcán
Cuando escucha el sonido de lo ajeno.
El soberbio bien descansa, sin reproches,
Convencido de ser “grande” su destino.
El que envidia no duerme por las noches,
Desvelado por la luz de su vecino.
La soberbia del necio es el andén
De su actitud, por encima de sus dones,
Menosprecia lo del otro con desdén,
Pero la envidia, como el ácido, carcome.
Admira y reconoce lo del otro,
Pero refrena a tu alma del deseo.
La envidia, caminante, es como un potro,
Que se desboca cuando sales de paseo.
José Luis Arias
miércoles, 23 de mayo de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me encantaría recibir un comentario de tu parte.